martes, 12 de marzo de 2013
¿Eres autoexigente?: Cinco claves para calmar tu ritmo de vida
¿Perfección? Alcanzarlo puede conducir al individuo a un estado de estrés, angustia y al agotamiento físico y mental; sin embargo, no son las únicas consecuencias, la autoexigentes desmedida puede arruinar tu vida.
Las personas, autoexigentes, sostienen un alto nivel de aspiración que las liga a un estado permanente de ansiedad, tensión y frustración. Todo ello hace que sufran un malestar significativo y su comportamiento condiciona su vida familiar, afectiva y laboral.
Por esta razón, te contamos cinco claves que te ayudarán a disminuir tu autoexigencia y a alcanzar tus metas de manera más tranquila, fortaleciendo un aspecto esencial de la vida de todo ser humano: la autoestima.
1. Evaluación objetiva de metas. Haz una evaluación realista de tus objetivos y proyectos del deseo y del ideal. Posterior a éste, analiza con qué recursos, desde la capacidad hasta las posibilidades económicas, cuentas para conseguirlos.
2. Concentrarse en lo agradable. Cada vez que cambias de pauta no basta con interrumpir los pensamientos negativos; también puedes practicar una nueva conducta positiva que con el tiempo sustituirá a la antigua. Tómate un momento en cualquier actividad, por pequeña que sea, para encontrar algo agradable en ella.
3. Técnica de Externalización. Las personas con tendencia a la perfección se centran únicamente en la tarea que tienen entre manos, dejando de lado el entorno en que se desarrolla esa situación. Si te fijas, a tu alrededor existen un conjunto de aspectos que no tienes en cuenta, que te podrían ayudar a no obsesionarte buscando el fin más adecuado.
4. Errores, parte de aprender. Equivocarse es humano. La mayoría de los errores que se cometen en un día no suelen tener consecuencias trágicas, sino que se pueden subsanar. Desdramatiza, los errores y lo trágico de la realidad, para ser más tolerante contigo misma.
5. Una persona vale más allá de lo que tiene o logra. Si bien todos quieren ser aceptados y queridos, los afectos no son exclusivos al éxito laboral o económico. Quienes nos quieren, lo hacen por lo que somos, no por lo que hacemos o por cómo nos va.
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